DIEZ TESIS SOBRE LAS PRACTICAS DE GOBIERNO - CARLOS MATUS PRESIDENTE FUNDACION ALTADIR- 1990

DIEZ TESIS SOBRE LAS PRACTICAS DE GOBIERNO 

CARLOS MATUS

PRESIDENTE FUNDACION ALTADIR

1990

  
Primera tesis:

Parte importante de los gobiernos y los partidos políticos latinoamericanos tienen baja capacidad de gobierno.

Esa baja competencia de gobierno se manifiesta en serias deficiencias para identificar y procesar tecnopolíticamente los problemas que padecen nuestros países. Se gobierna administrando situaciones, sin enfrentar sistemáticamente los problemas que, por su persistencia, se incorporan progresivamente al paisaje social. y, cuando se actúa parcialmente sobre ellos, porque llegan a convertirse en urgencias políticas, no se los enfrenta de acuerdo a una selección planificada en relación al valor que tienen para la población y se procesan muy defectuosamente. a veces, tienen un procesamiento político sin profundidad técnica. O, por el contrario, sólo se los procesa técnicamente sin profundidad política.

La principal consecuencia de esta baja capacidad de gobierno es la acumulación de problemas críticos y la desvalorización del sistema democrático ante la población. Sin eficacia para enfrentar los problemas, la democracia sobrevive indefensa, acosada por la limitación de sus resultados.

Segunda tesis


Como respuesta a esta situación, el ciudadano, con su voto en el acto electoral, más que confiar en los dirigentes que elige, castiga y repudia al causante de su última frustración.

Así, la capacidad de ganar elecciones resulta ser independiente de la capacidad de gobierno, pues se trata de una competencia electoral entre actores con deficiencias similares que cruzan todo el abanico de las ideologías y se turnan en el incumplimiento y burla de sus promesas. Triunfa el partido cuya actuación, por estar más lejana en la memoria del pueblo, es capaz de renovar el crédito sobre sus críticas y promesas con base a un liderazgo personal.   Igualmente triunfa un personaje sin historia política y de gobierno pero altamente reconocido por su carrera exitosa en otra área de actividad pública y sobre el cual la población no tiene elementos de juicio para fundamentar su apoyo diferentes a ser alguien “independiente”, “sin rabo de paja”, “sin vicios” o ajeno a la clase política tradicional.

Esta crisis de la capacidad de gobierno se localiza en las máximas cabezas dirigentes. Es una crisis de liderazgo. Y cuando el mal está en la cabeza, todas las directrices del alto gobierno tienen el techo de esa limitada capacidad, con lo cual se perpetúa y reproduce la ineficacia de conducción. En general, la complejidad de los problemas de la realidad latinoamericana ha superado con creces el capital intelectual de las dirigencias políticas, pero ellas no reconocen esa debilidad, permanecen ignorantes de sus deficiencias y están aun lejos de concebir que los problemas tienen su origen en tales incapacidades de conducción.

Cuando presionados por las circunstancias, esos gobiernos restan tiempo a sus urgencias y acciones rutinarias para asignarlo a promover algunas reformas, la ineficacia de las mismas devela las limitaciones de sus promotores. No habrá reformas efectivas sin una reforma previa de los reformadores.

Hoy hay una dramática demanda por mayor experticia apolítica en América Latina. Esta experticia es el producto de la experiencia y el capital intelectual.  Si este último es cero, la experiencia vale cero. Sin experiencia, el capital intelectual no produce experticia. Sin capital intelectual, la experiencia sólo reproduce la mediocridad y la rutina.

Tercera tesis:

Los partidos políticos, con su estilo tradicional, asistemático y primitivo de conducción, gestan en su seno los futuros equipos de gobierno y transfieren al estado esos vicios y limitaciones, cuando asumen el poder. Por consiguiente, el estilo tradicional, iletrado, distraído y descentrado de hacer política, limita drásticamente la posibilidad de hacer un gobierno eficaz y responsable.

Las dirigencias políticas viven agobiadas y distraídas por problemas pequeños e intrascendentes, mientras ignoran los grandes problemas nacionales. Son diestras en la manipulación micro política, pero altamente ineficaces en la gran política y su traducción operacional en organización y resultados. Mientras la ciudadanía se irrita, acumula frustración y desconfianza, las dirigencias políticas parecen anestesiadas e impotentes en las alturas del poder.

El cambio debe comenzar en los partidos políticos, sin excluir la transformación tardía e improbable desde el gobierno del estado. Si en la práctica política partidaria no hay planificación, dirección estratégica, gerencia política creativa, descentralización democrática, sistemas sanos de finanzas y presupuestos, promoción política de acuerdo a la capacidad y la representatividad y un riguroso sistema de prestación y cobranza de cuentas, es natural que esa  desorganización se transfiera a las entidades públicas, se reproduzca en las privadas e invada el mundo de las organizaciones gremiales y sindicales.

Cuarta tesis

Estas deficiencias coexisten con una gran crisis ideológica y un grave deterioro de la ética social. En ese medio, la corrupción se abre paso como respuesta a la frustración y el relajamiento del control democrático, mientras el teocratismo emerge como una salida a la confusión ideológica. Los partidos políticos han perdido parte significativa de su capacidad de convocatoria sobre proyectos futuros que alienten una discusión ideológica creativa apoyada en la renovación de los valores y el avance de las ciencias. Nuestra marcha hacia el futuro continúa sin rumbos.

La baja capacidad de gobierno es el medio fácil que alienta y promueve la corrupción y el teocratismo. Estas no tienen espacio en sistemas de alta responsabilidad y capacidad de gobierno. El teocratismo es propio de una etapa de desorientación, debilidad e inmadurez de nuestros sistemas de gobierno. La corrupción anuncia el clímax de la crisis del liderazgo centralizado y de baja responsabilidad.

Cegado por estas deficiencias, el político común, inconscientemente, exagera su estilo tradicional, nómada y centralizante de hacer política. Recorre el país o recorre el mundo en una ronda cinemática interminable, porque no sabe sentarse a gobernar y reflexionar sobre sus limitaciones. Las importancias no entran en su agenda, pero su estilo ambulatorio y disperso le permite el contacto con una gran variedad de actores y actos importantes, al mismo tiempo que puede sentirse activo y útil. Acumula poderes y competencias que recargan su jornada, mientras la base social espera que un resquicio de su tiempo pueda dedicarlo a enfrentar sus problemas. La conjunción del centralismo y el estilo ambulatorio de hacer política conducen a que los problemas menores, pero de alto valor para la comunidad, hagan cola en la agenda del dirigente como problemas de menor valor.

Esta dinámica de carrusel hace que todos los problemas, mayores y menores, giren en torno al dirigente compitiendo por un espacio rescatable de las urgencias, mientras este, a su vez, gira por el mundo. Este drama cinético equilibra sicológica y energéticamente el balance de conciencia de los hombres que concentran el poder. Efectivamente, ellos pueden decir que trabajan mucho, aunque con pocos resultados.

Quinta tesis


Los partidos políticos con baja capacidad de gobierno tienen buenos profesionales universitarios, pero no tienen equipos de gobierno ni centros de pensamiento sobre sus países.

Un equipo de gobierno es algo más que la conjunción de un grupo de políticos con experiencia y de profesionales universitarios bien capacitados en sus respectivas especialidades. Para conformar un equipo de gobierno se requiere una masa crítica de dirigentes y técnicos, cohesionados por una ideología, que dominan : a) las herramientas de dirección estratégica en general, b) las prácticas de trabajo en equipo alimentadas por un vocabulario y un método común de procesamiento tecnopolítico de los problemas, c) la planificación estratégica pública y sus técnicas complementarias d) teorías de las macrorganizaciones para fundamentar reformas eficaces del aparato público  y e) las ciencias contemporáneas en el nivel que hace posible la interacción tecnopolítica entre dirigentes con visión general y profesionales especializados en departamentos del conocimiento.

Los partidos políticos no están preparados para hacer un buen gobierno si sólo disponen de buenos profesionales universitarios o políticos con experiencia. Sólo existe un equipo de gobierno cuando este interactúa naturalmente con un método común de trabajo que integra lo político y lo técnico. El tecnocratismo ingenuo es tan limitante como el practicismo político rutinario. Se requiere capacidad tecnopolítica para penetrar el fondo de las situaciones, rechazar la tentación de lo obvio y procesar política y técnicamente los problemas antes de ser sometidos a la toma de decisiones. La combinación de tecnócratas de alta ceguera política con dirigentes políticos livianos está acumulando e intensificando todos los grandes problemas nacionales. Los primeros, como producto particular de la inmadurez del desarrollo institucional, anclaron sus conocimientos en la departamentalización del mundo y en el determinismo que ignora la creatividad y complejidad del sistema social. Los segundos, ni siquiera conciben la planificación política, no dudan de la propiedad de su experiencia y resisten la renovación de su capital intelectual. En estas circunstancias, político experimentado ha llegado a ser sinónimo de obsoleto y técnico se asimila a teórico no confiable.


Sexta tesis:

La planificación estratégica podría ser hoy la principal herramienta del político moderno. Ella no se limita a un instrumento al servicio de los técnicos, mucho menos de los economistas. La planificación de la acción sólo tiene como alternativa a la improvisación. El dirigente que improvisa, tarde o temprano, se convierte en esclavo de las circunstancias y, como gobernante gobernado por ellas, arrastra a su país hacia esas mismas ataduras. El político que hoy no sabe de dirección y planificación estratégica o la confunde con la antigua planificación económica determinística y tecnocrática, está impedido de conducir con eficacia en una realidad compleja, llena de incertidumbre y plagada de sorpresas. La planificación moderna, como cálculo que precede y preside la acción, está concebida justamente para servir al dirigente político que intenta ver más allá de la curva del futuro.

El estilo inmediatista, casuístico, ambulatorio, clientelar, anecdótico, reactivo ante las urgencias , descentrado de las importancias y asistemático de hacer política que domina el presente agoto todas sus posibilidades, pero sigue siendo la escuela en que se deforman los dirigentes juveniles. En la generación más joven y en algunos países de la región emerge una clara renovación, aunque con contornos ideológicos confusos y con un dominio del tecnocratismo. No aparece aun la juventud con un discurso joven, suficientemente sólido, coherente y amplio.

Séptima tesis:

La clave para reformar los partidos políticos y elevar su capacidad de gobernar, renovando su capital intelectual, consiste en crear sistemas organizativos de alta responsabilidad.

Los sistemas políticos latinoamericanos son, en su gran mayoría, de baja responsabilidad, pues están edificados sobre métodos débiles, relajados, anecdóticos, asistemáticos y muy parciales de prestación y cobranza de cuentas sobre los compromisos asumidos. Sin un riguroso sistema de petición y prestación de cuentas, el presidente de la república no rinde en realidad cuentas al congreso nacional, el congreso nacional no cobra cuentas del presidente y este no las exige con rigor y conforme a planes a sus ministros. De esta manera todo el sistema se nivela en el sótano más bajo de la irresponsabilidad.

La consecuencia de esta baja responsabilidad se transfiere a la oficina del presidente y a la conformación de su agenda, al mismo tiempo que perpetua la gerencia rutinaria en la base.

En la agenda del presidente y su débil oficina, las importancias pierden la batalla ante las urgencias, y la improvisación sustituye a la planificación de la acción política de gobierno. Ante la impotencia de gestión, las declaraciones efectistas reemplazan a la potencia de las acciones.

En la debilidad del sistema de prestación y cobranza de cuentas la irresponsabilidad doblega a la responsabilidad.

En la gerencia mecánica de cada unidad organizativa, la rutina vence a la creatividad y la calidad.

Cuando esto ocurre, los problemas y las circunstancias pueden más que los gobernantes. Todos los grandes problemas de América Latina se han agravado en los últimos 40 años y continúan, salvo honrosas excepciones, sin ser enfrentados con seriedad. En casos crecientes, el signo de los gobiernos es la irresponsabilidad y la incapacidad. Pero, ellas no son tan visibles como la corrupción, que es su consecuencia inevitable.

Octava tesis:

Para crear sistemas de alta responsabilidad es necesario:

a) renovar las estructuras mentales de las cabezas dirigentes mediante una nueva reflexión ideológica y el entrenamiento en alta dirección. Los partidos políticos deberían crear escuelas de alta dirección y centros de pensamiento ideológico. El objetivo es exterminar el analfabetismo político.

b) mudar las prácticas de procesamiento de los problemas, creando equipos de estado mayor bien capacitados para procesar tecnopolitcamente los problemas. el objetivo es impedir que se ignoren los grandes problemas o se tomen decisiones en crudo sobre estos. Para ello, es imprescindible rescatar la planificación.

c) descentralizar, democratizar y crear sistemas exigentes de petición y prestación de cuentas que revaloricen la palabra del político y del administrador. El objetivo es elevar la responsabilidad del sistema institucional. Todo dirigente debe cobrar y estar sujeto a la rendición rigurosa y sistemática de cuentas.

d) mudar los métodos tradicionales e irresponsables aplicados en las campañas electorales, para que estas cumplan también el propósito de : i) crear conciencia  política y de gobierno en la población, ii) organizar a la población para que transforme sus necesidades en demandas, iii) formular planes de enfrentamiento de los problemas en los barrios, iv) afianzar el contacto directo con la población y v) economizar en publicidad tradicional, examinando a fondo la opción entre tecnologías intensivas en ideas y trabajo militante versus tecnologías intensivas en dinero y compromisos espurios. El objetivo es elevar la dignidad y profundidad del proceso electoral como acto determinante de la efectividad de la democracia.


La profundización de la democracia y la máxima descentralización pueden desatar una dinámica de creatividad y responsabilidad que, a mediano plazo, ponga freno a la baja capacidad de gobierno y sus consecuencias. La democracia responsable elevara las exigencias para mejorar la capacidad de gobierno de las dirigencias políticas. Cuando hay baja capacidad de gobierno, ella no debe centralizarse. Por el contrario, debe redistribuirse el poder y descentralizarse las competencias de gestión, porque ello permite mejorar el sistema de petición y prestación de cuentas.

Novena tesis:

Las universidades, los organismos internacionales y los medios de comunicación no están cumpliendo razonablemente su función de contribuir a elevar la capacidad institucional de gobierno.

No existe una sola escuela nacional de gobierno en toda América Latina, salvo por algunos esfuerzos de gobiernos territoriales como en el Estado del Zulia (IZEPES), Venezuela y en el Estado de Sao Paulo (EGAP), Brasil.

 Esa no es prioridad de nuestros gobiernos, de los organismos internacionales ni de los partidos políticos, y dada la confusión que existe sobre el tema, no parece probable que ella aparezca en los próximos años. Las disciplinas propias de las ciencias y técnicas de gobierno son, en algunos casos, ignoradas en los programas universitarios y, en otros, existen nominalmente con un marcado atraso científico.

La cooperación técnica internacional se realiza con teorías y conceptos en buena parte obsoletos. Los medios de comunicación viven del escándalo anecdótico y rara vez abordan con profundidad los problemas nacionales. La universidad y los organismos internacionales han llegado a ser, en este campo, más beneficiarios que servidores de los pueblos y sus gobiernos. Y los medios de comunicación, con escasas excepciones, no superan su carácter de instrumentos de comercio e intereses de grupos.

Décima tesis:

Las tesis expuestas asumen calificaciones duras que se justifican en relación a padrones de comparación altamente exigentes de gobierno, pero necesarios y posibles en la situación latinoamericana. Por consiguiente, habría que atenuar sus propuestas, si el padrón de comparación fuera el promedio de las realidades observables en América no latina, Europa y los países de vieja institucionalidad de otros continentes.

No debemos justificar nuestra baja capacidad de gobierno por el atraso o juventud de nuestros países. Por el contrario, mientras mayores son los desafíos de la pobreza y el atraso, mayores deben ser las capacidades de gobierno para superar la perpetuación de nuestras desventajas relativas. El promedio y la repetición no son suficientes para el que debe acortar distancias. 

Estas tesis tienen excepciones en nuestra región, pero las excepciones son pocas, no son paradigmas de excelencia ni siempre son realidades estables. El principio del cambio consiste en excluirse de la excepción. Es más efectivo reaccionar positivamente ante la crítica exigente e incluso injusta, que conformarnos con lo que somos según los resultados que están a la vista. 

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